Brasilgate: gobierno en picada contra libertad de prensa
En junio de 2019, el sitio web The Intercept Brasil publicó una serie de reportajes de investigación que revelaron una colusión entre el ex juez Sergio Moro con los funcionarios de la Fiscalía Federal con el objetivo de manipular las investigaciones de la Operación Lava Jato, generando un impacto directo en las elecciones presidenciales del 2019. Los reportajes evidenciaron graves violaciones de los principios de independencia e imparcialidad del poder judicial, así como una fuerte politización de la justicia, que cuestiona la legitimidad de las investigaciones e incluso las propias elecciones presidenciales del país.
Desde que fueron publicados los chats del Ministro de Justicia y ex juez, Sergio Moro, los periodistas de The Intercept y posibles denunciantes de esquemas de corrupción han sido objeto de duras críticas y amenazas por parte de las autoridades públicas. El 11 de julio de 2019, Glenn Greenwald testificó ante el Comité de Constitución y Justicia del Senado Federal. En esta ocasión, Greenwald se enfrentó a duras amenazas de congresistas vinculados al oficialismo y al actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien amenazó su arresto y lo acusó de cometer presuntos delitos al revelar las conversaciones.
Luego de esta situación, comenzó una ola de ataques en Internet con insultos homofóbicos y xenófobos contra el periodista estadounidense, quien es homosexual y está casado con un diputado brasileño. El sitio web de Antagonist reveló que la Policía Federal había solicitado al Conselho de Controle de Atividades Financeiras ( COAF) un informe sobre las actividades financieras de Glenn para verificar cualquier movimiento atípico relacionado con la invasión de teléfonos celulares por agentes involucrados en Lava Jato.
El 23 de julio de 2019, la Policía Federal arrestó a cuatro sospechosos que piratearon teléfonos celulares de las autoridades públicas, incluidos el ministro Sergio Moro y el fiscal Deltan Dallagnol, jefe del grupo de trabajo de la Operación Lava Jato. Uno de los sospechosos arrestados afirmó haber entregado los mensajes al periodista Glenn Greenwald de forma voluntaria y sin cargos. Ante esto, Moro relacionó el arresto de los sospechosos con la revelación de mensajes de The Intercept que mostraban la interferencia del ex juez en las investigaciones. Tras el arresto de los sospechosos, el Ministro solicitó la destrucción de las pruebas presuntamente ilegales.
Finalmente, el propio presidente Bolsonaro adoptó un tono amenazante contra el periodista. El 29 de julio de 2019, el presidente declaró que el periodista había cometido un delito al revelar las conversaciones, sugiriendo que se habían obtenido mediante un pago. El presidente también insinuó que el periodista era un “malandro”, afirmando que para evitar un problema de ese tipo (ser deportado), uno se casa con otro “malandro”, o no se casa y adopta un niño en Brasil” Esta declaración se refirió a la orden ministerial publicada por el Ministro Moro el 26 de julio, que facilita la deportación de los extranjeros considerados “peligrosos”. Ante esto, Bolsonaro expresó públicamente que al no ser deportado, el periodista podría ser arrestado en Brasil.
En Ciudadanía Inteligente nos sumamos al llamado de las organizaciones de prensa libre que advirtieron sobre la gravedad de las amenazas a los periodistas de The Intercept, así como el discurso represivo adoptado contra los sospechosos de revelar información de interés público. El periodismo de investigación es un ejercicio esencial en el sistema democrático, anclado en el pilar fundamental de la libertad de expresión. Del mismo modo, el whistleblowing es una herramienta de la ciudadanía para poder ejercer el control del poder público como un mecanismo eficaz para informar sobre el abuso del poder y las prácticas de corrupción. Admitir el cercenamiento de la libertad de expresión y al acceso a la información, con fines políticos, representa un ataque frontal a cualquier proyecto y sociedad democrática.
Bolsonaro nunca ha demostrado aprecio por el orden democrático, pero la ausencia de contrapeso político a sus declaraciones, evidencia una enfermedad aún más grave en la sociedad brasileña actual.