¿Qué tienen en común una comunidad indígena en Colombia, un grupo de jóvenes activistas en Chile y un ministerio trabajando por el desarrollo sostenible? La respuesta es clara: la gobernanza colaborativa, una forma de tomar decisiones que une a gobiernos, organizaciones y ciudadanos para resolver problemas tan urgentes como la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Pero ¿cómo funciona en la práctica y cuáles son sus resultados reales?

En octubre de 2024, la COP16 sobre biodiversidad, realizada en Cali, Colombia, mostró el potencial de esta estrategia, dejando reflexiones y aprendizajes clave. Aquí exploraremos lo que ocurrió en este evento global y cómo la colaboración puede ser el motor de cambio que América Latina necesita para enfrentar sus desafíos ambientales.

¿Qué fue la COP16 y por qué es importante para la biodiversidad?

La COP16, organizada bajo la Convención sobre Diversidad Biológica de la ONU, reunió a delegaciones de 119 países, más de 10,000 participantes y diversos sectores sociales. Este evento tuvo como objetivo principal avanzar en la implementación del Marco Global de Biodiversidad (GBF), aprobado en 2022. Entre sus metas más ambiciosas está la protección del 30% de los ecosistemas terrestres y marinos para 2030, una meta conocida como “30x30”.

Aunque los acuerdos alcanzados son prometedores, como la creación de un órgano permanente que represente a comunidades indígenas y locales, la falta de un fondo específico para biodiversidad sigue siendo un obstáculo. Los países desarrollados prometieron 30,000 millones de dólares para la conservación hacia 2030, pero el financiamiento concreto sigue siendo un desafío.

La participación de Ciudadanía Inteligente en la COP16

Ciudadanía Inteligente, una organización que trabaja por la transparencia y la acción colectiva, fue invitada al panel “Gobernanza Colaborativa para cuidar el planeta”. Este panel, organizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, destacó cómo la colaboración entre diferentes actores puede fortalecer la gestión pública y promover políticas más efectivas.

Durante su intervención, Ciudadanía Inteligente presentó su proyecto de Acción Climática en Chile, que monitorea el cumplimiento de compromisos climáticos y fomenta el acceso a información transparente. Esta iniciativa se alinea con principios del Acuerdo de Escazú, que garantiza el acceso a la información ambiental y la participación ciudadana.

Reflexiones de los panelistas

  • Sandra Martínez (Transparencia por Colombia): Subrayó la importancia del Acuerdo de Escazú en la lucha contra la corrupción ambiental.

  • Claudia Toro (Educapaz): Destacó cómo involucrar a jóvenes en el control social puede garantizar un futuro sostenible.

  • Joaquín Tovar (Foro Nacional por Colombia): Resaltó que la participación ciudadana fortalece la gestión pública al hacerla más inclusiva y transparente.

Además, el panel presentó el proyecto ministerial #AlertaPorMiAmbiente, diseñado para financiar iniciativas comunitarias en seis ecorregiones clave de Colombia, mostrando un modelo concreto de gobernanza colaborativa en acción.

¿Qué significa gobernanza colaborativa en la acción climática?

La gobernanza colaborativa no es un concepto abstracto. Implica unir a distintos sectores – gobiernos, organizaciones civiles, comunidades locales y ciudadanos – para crear soluciones sostenibles. En América Latina, esta forma de trabajar es especialmente relevante, ya que la región enfrenta altos niveles de desigualdad y desafíos ambientales críticos.

Ejemplos concretos en la región

  • Chile: El proyecto de Acción Climática monitorea cómo se implementan los compromisos climáticos y facilita que los ciudadanos accedan a información clave.
  • Colombia: Iniciativas como #AlertaPorMiAmbiente financian proyectos locales para empoderar a las comunidades en la protección de sus territorios.
  • Brasil: Las comunidades indígenas están utilizando herramientas tecnológicas para vigilar la deforestación en la Amazonía, un ejemplo claro de colaboración entre lo local y lo global.

Estas experiencias demuestran que el acceso a información y la participación activa de las comunidades son esenciales para lograr un desarrollo sostenible.

Los desafíos de financiar la biodiversidad y el desarrollo sostenible

A pesar de los avances, la falta de financiamiento adecuado sigue siendo un problema. La meta de proteger el 30% de los ecosistemas para 2030 requiere recursos significativos, pero las promesas aún no se han traducido en acciones concretas. Sin un fondo específico para biodiversidad, los países en desarrollo enfrentan dificultades para cumplir con sus compromisos.

Esto refuerza la necesidad de estrategias innovadoras como el fortalecimiento de alianzas internacionales, la movilización de recursos privados y la implementación de mecanismos de transparencia que garanticen que los fondos se utilicen de manera efectiva.

Aprendizajes clave de la COP16 para América Latina

La COP16 dejó enseñanzas valiosas para la región. Entre los puntos destacados están:

  • El papel de las comunidades indígenas y locales: Su representación en un órgano permanente es un paso histórico hacia una toma de decisiones más inclusiva.

  • La colaboración como motor de cambio: Desde iniciativas juveniles hasta alianzas internacionales, la gobernanza colaborativa está demostrando ser efectiva.

  • La importancia del acceso a la información: Herramientas como el Acuerdo de Escazú y proyectos como Acción Climática en Chile son ejemplos de cómo la transparencia impulsa políticas más efectivas.

Además, la conferencia subrayó que proteger el medio ambiente no es solo un desafío técnico, sino también social. Esto requiere un enfoque integrado que combine ciencia, participación ciudadana y recursos económicos.

Hacia un futuro de gobernanza colaborativa en América Latina

La gobernanza colaborativa está transformando la manera en que los países de América Latina abordan la crisis climática. Eventos como la COP16 son una prueba de que el cambio es posible cuando diferentes actores se unen para trabajar por un objetivo común.

América Latina tiene el potencial de liderar el camino hacia un modelo de desarrollo sostenible basado en la acción colectiva. Para lograrlo, es esencial garantizar el acceso a recursos, información y herramientas que permitan a las comunidades ser protagonistas del cambio.

El futuro de la acción climática está en nuestras manos. La pregunta es: ¿estamos listos para asumir el desafío juntos?