Un software al servicio de la democracia
Un sistema operativo desarrollado bajo la lógica del software libre, gratis, y de código abierto: es Linux. ¿Qué quiere decir esto? que cualquier persona puede usar el código, adaptarlo, redistribuirlo y mejorarlo. De esta manera miles de programadores alrededor del mundo contribuyen en el desarrollo activo de Linux, convirtiéndolo el sistema operativo más eficiente y seguro que hoy existe.
La historia de Linux comienza en el año 1991, como el proyecto personal de un estudiante finlandés de la Universidad de Helsinki, llamado Linus Torvalds. La iniciativa ofrecía un nuevo sistema operativo libre y gratuito, creando una nueva alternativa, dado que los existentes eran primitivos respecto de su modificación, redistribución y, además, fuera del alcance económico del usuario común. Actualmente, Linux tiene más de 18 millones de líneas de código, 12 mil contribuidores, mil 300 compañías dedicadas a su desarrollo y cientos de proyectos basados en él.
Linux representa la eficacia del trabajo colaborativo. Es un sistema que mejora constantemente por miles de programadores de todas partes del mundo, ya que mientras en una parte del planeta se duerme, la otra está trabajando. Nunca se detiene. Imaginen: crear el sistema operativo más eficiente que haya existido y luego regalarlo a la humanidad. Hoy esto parece mentira, porque vivimos en un mundo que ruge hacia la individualidad, donde lo “normal” es patentar desde lo más simple a lo más complejo. Sin embargo, esta lógica ha hecho que Linux sea una herramienta de excelencia, siendo un sistema gratuito y libre que puede ser modificado de acuerdo a la necesidad de cada usuario.
¿Puede algún otro actor hacer algo parecido? Pensemos en la democracia. Que un gobierno sea capaz de crear políticas en pos del bien común y no enfocarse en el partido, los subpactos o el lobby. Sería un espacio donde, por ejemplo, ciudadanos y ciudadanas podrían participar en la creación de una ley. En este escenario, la tecnología estaría al servicio de la democracia, la gobernanza y los datos abiertos. El formato de trabajo de Linux es justamente eso: acciones colaborativas para crear el mejor sistema para sus usuarios ¿Y eso suena como democracia? un rotundo sí. Además, no existen virus en el sistema, pero sí hay rootkits, que usualmente son parchados en menos de un día (realmente horas) por parte de la comunidad creadora y mantenedora. Casi como una red anticorrupción que funciona de forma rápida y eficiente.
Este sistema es un ejemplo de lo bueno que es para todos los sectores el trabajo colaborativo, libre y gratuito. Nosotros estamos convencidos de que ésta es la única manera de mejorar el desarrollo de la industria, y de cualquier índole. Esta es la forma de avanzar y no en base a competencia, puertas cerradas y demandas. Linux cambió la historia de la computación, y quizás el producto o servicio que cambiará la historia de otras industrias está por nacer, sólo debemos compartir los conocimiento y trabajar en conjunto.